En un momento en el que hay mucha retórica antiinmigrante, es comprensible que muchos inmigrantes neoyorquinos tienen miedo de completar el Censo. Esos temores se amplificaron aún más cuando el presidente Trump solicitó incluir una pregunta de ciudadanía en el Censo del 2020. Sin embargo, los inmigrantes no deben tener miedo.

En el 2019, la Suprema Corte bloqueó la solicitud de Trump de incluir una pregunta de ciudadanía. Incluso las respuestas al Censo son completamente anónimas y no se puedan compartir con ninguna agencia gubernamental fuera de la Oficina del Censo. El Censo existe solo para adquirir datos estadísticos y está protegido por el Título 13 del Código de los Estados Unidos.

Aunque las palabras “datos estadísticos” suenan secas, tienen un tremendo impacto en la vida cotidiana de los neoyorquinos, porque los datos del censo determinan cuántos representantes y cuánto apoyo financiero federal reciben las comunidades.

Los datos de la población del censo se utilizan para determinar cuántos representantes recibirán cada estado en la Cámara de Representantes durante los próximos 10 años. Este tema es de particular relevancia aquí en el estado de Nueva York porque corremos el riesgo de perder dos escaños en el Congreso. En términos de apoyo gubernamental, los datos del censo se utilizan para asignar $676 mil millones en fondos federales cada año para áreas críticas de la vida pública como atención médica, educación, infraestructura, viviendas asequibles y empleos.

Aquí, en el antiguo epicentro de la pandemia de COVID-19, la representación y el apoyo se han convertido en asuntos de vida o muerte. El Censo 2020 determinará las voces y los recursos que nuestra ciudad necesitará no solo para combatir el virus, sino también para lidiar con sus consecuencias.

Está claro que COVID-19 ha llegado, lo que está menos claro es cómo se irá COVID-19 y cómo su presencia afectará la economía a largo plazo de la ciudad de Nueva York y el bienestar de sus residentes. Lo único que sabemos con certeza es que COVID-19 está teniendo un impacto desproporcionado en las comunidades de inmigrantes.

Para frenar la propagación del coronavirus, la ciudad que nunca duerme se ha quedado en silencio. Sin embargo, los inmigrantes no han tenido el lujo del silencio porque muchos de ellos trabajan en trabajos que ahora se consideran esenciales. Desde atender pacientes en hospitales hasta manejar los almacenes de los supermercados y entregar alimentos a los hogares, los inmigrantes se enfrentan diariamente a la muerte, y con demasiada frecuencia sucumben a ella para mantener viva la ciudad de Nueva York.

En el silencio, las contribuciones de los inmigrantes nunca han sido más fuertes o más visible. Y, sin embargo, los inmigrantes son contados con muy poca frecuencia en comparación a otras poblaciones. Por lo tanto, muchos inmigrantes son invisibles en los conteos del Censo. Los conteos bajos significan que las comunidades de inmigrantes no obtienen los fondos y la representación que se merecen.

En Ariva estamos luchando para cambiar ese fenómeno. Creemos que las contribuciones deben ir acompañadas de voces fuertes en el Congreso y de instituciones locales fuertes. Creemos que la visibilidad es importante. Creemos que todos, independientemente de su ciudadanía, son miembros integrales de una comunidad.

Es por eso que le pedimos a todos los neoyorquinos que completen el Censo en https://2020census.gov/.