Clientes de Ariva
Cuando Elena Victoria llegó a la ciudad de Nueva York junto a su esposo e hija, la incertidumbre era su única certeza. Su plan para mudarse desde Argentina no resultó como lo habían imaginado. Esperaban otra ciudad, otro comienzo… pero la vida les tenía preparado un camino distinto. Se establecieron en el Bronx sin conocer a nadie, sin historial crediticio, sin empleo y sin un rumbo claro. Al menos, todavía no.
“La vida en Nueva York fue muy dura,” recuerda Elena. “Vinimos desde Argentina creyendo que habíamos ahorrado lo suficiente, pero la realidad aquí fue otra.”
Durante los primeros meses, vivieron en una habitación, dependían de bancos de alimentos, préstamos familiares, y esperaban con ansiedad los permisos de trabajo. Justo cuando su hija estaba por cumplir seis años, llegó un cambio: conocieron a Ariva a través de una organización local que brindaba asistencia alimentaria. Ahí, una asesora financiera llamada Daysi les ofreció ayuda gratuita y, más importante aún, les abrió la puerta a los recursos… y a la esperanza.
Accediendo a Asesoría Financiera Gratuita
“Daysi no solo me dio una lista de tareas. Ella nos acompañó según nuestras circunstancias. Nos enseñó cómo construir crédito, buscar empleo, mejorar nuestro estatus migratorio. Esa primera reunión fue como recibir una brújula para navegar el sistema financiero de esta ciudad,” comparte Elena.
Esa brújula fue más allá de información técnica. Fue una guía personalizada, confidencial y centrada en el cuidado humano.
“Lo que más me sorprendió no fue la información que ofrecieron, sino su empatía,” dice Elena. “No eran solo profesionales detrás de un escritorio. Eran personas que nos llamaban, que recordaban nuestra historia. A veces sentíamos que creían más en nosotros que nosotros mismos.”
Con cada visita a los asesores de Ariva, la familia fortalecía sus habilidades financieras: desde llenar formularios hasta definir metas. Comenzaron a soñar nuevamente—con nuevas carreras, con abrir un negocio, con lograr la residencia. Incluso los errores, como un pago perdido que afectó el crédito de Elena, se convirtieron en aprendizajes valiosos gracias a la orientación práctica de Daysi, Sidy, Fernando y Elizabeth.
“Todavía repasamos nuestras notas cuando necesitamos reenfocarnos en nuestras metas,” comenta Elena.
Un Faro de Gratitud: El Próximo Capítulo de Elena
Tras dos años de desafíos, aprendizaje y crecimiento, Elena se encuentra en un lugar de claridad—no solo sobre el camino recorrido, sino sobre el que ahora siente llamado a seguir.
“Hemos aprendido tanto,” reflexiona. “No solo en teoría, sino viviendo cada reto, cayendo y levantándonos.”
Desde los primeros pasos en un sistema desconocido hasta lograr construir crédito y presentar documentos que antes le parecían inalcanzables, Elena ha transformado la confusión en confianza.
“Ariva es un faro en medio de la tormenta. Si ves un letrero que dice ‘Ariva’, entra. Vas a encontrar personas que se preocupan, que guían con el corazón, el conocimiento y los recursos.”
¿Y ahora qué sigue? Retribuir. El camino financiero de Elena ha despertado en ella un propósito más profundo:
“Ahora yo quiero devolver lo que recibí. Imagino que hay otra mujer allá afuera, como yo, como mi familia, sintiéndose perdida y necesitando ayuda. Quiero ser voluntaria, mostrarles que sí se puede.”
Elena también quiere enseñarle a su hija sobre la empatía, el servicio y la fortaleza. “Si algún día ve a alguien luchando, quiero que entienda que llegó su turno de ser luz para esa persona.”
Gracias a Elena y su familia por compartir su historia con nosotros y con nuestra comunidad. Su experiencia refleja el poder de la perseverancia y la importancia del apoyo en los momentos más desafiantes.
Si tú también estás atravesando un camino financiero incierto, recuerda que no estás solo. Nuestro equipo de consejería financiera está aquí para acompañarte con confianza, orientación y cuidado en cada paso hacia la tranquilidad y la estabilidad.
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